viernes, 13 de agosto de 2010

Mire donde mire te veo

Deseo, deseo, deseo.
Dicen que siempre se piden de a tres.
Como soy un ser deseante digo otra vez:
deseo, deseo, deseo.
Podrán decir algunos que no se puede siempre andar deseando,
como si el deseo sea algo que se pudiera controlar.
Yo deseo desde un mate hasta la autonomía de los pueblos sin estados.
Lo peligroso de los deseos es que se cumplan y se nos acabe la imaginación.
Son como la sal de la vida, lo que hace que las cosas se pongan lindas.
Por ende que se acaben los deseos es como si se terminara el clásico River - Boca; o dejasen de existir las vacaciones.
Un absurdo posible, pero alarmante.
Brindo por la proliferación de los deseos y la cadena tripartita que los une.

2 comentarios:

Kill Bill dijo...

Como se parecen con la carla en eso de desear!..me rodeo de amigas deseadoras, tal vez xq a mi me cuesta tanto hacerlo o me da miedo...te quiero mucho y gracias x este post

ioqui dijo...

Excelente post. Qué genial es ser sujetos deseantes. Aplauso a las madres y a los padres que nos desearon, aplauso a las cazadoras de deseos que aunque lo nieguen, no pueden parar de desear, porque sino no leeríamos literatura, porque ahí están todos los deseos deseados por miles y eso permite que la imaginación no se nos acabe: siempre podemos robar deseos o vivir también de los deseos ajenos, de esos que se escriben y que uno quiere protagonizar.