Entonces preparo la defensa, me voy a Tucumán y no escribo.
Defiendo la tesis, me llaman licenciada, me tiran huevos y pintan de rojo, tomamos cervezas y no escribo.
Organizo gran fiesta y van los amigos que se tiran a la pileta y danzan y yo sigo sin escribir.
Llega la navidad con sus confites, levantamos las copas, brindamos todos y deseamos deseos y aún así no escribo.
Y los amigos y la familia y las despedidas y las bienvenidas y voy a Monteros y vuelvo y subimos a Tafí del Valle y bajamos y pasan muchos días y nunca escribo.
Entonces vuelvo a Buenos Aires, me siento en el escritorio y la mañana empieza a demorarse. Ahora sí, aquí me leen.
1 comentario:
y no solo te leemos, sino que también escribís (ay, qué ingeniosa).
Ahora yo, que no pude estar en esos días, te llamo Licenciada: LICENCIADA.
Suena lindo, cómo querés vivirlo?
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