Conjun y Tivitis se conocieron en el cumpleaños del Viral, un tipo peligroso que vivía en el 9º B de un edificio sobre Juan B. Justo.
Conjun había ido a disgusto, pensando todavía en la forma cruel en la que Tito la había dejado y sin apostarle un céntimo a la fiesta de ese infeliz que enfermaba a las personas.
Tivitis, en cambio, le apostaba de lleno. Sobre todo porque acabada de zafar de la rubia Derma; esa mujerona posesiva que durante 3 años no lo había dejado respirar.
Cada uno por su lado llegó al mismo sitio y mientras Tivitis abrazaba al Viral y le susurraba al oído: hermano, esta noche es mía; Conjun pedía permiso para alcanzar una botella de vino que estaba sobre la mesa.
Cuestión que el flechazo fue a primera vista y esa fue la última vez.
Ahora viven un amor a ciegas, que alimentan con te frío y Tobrabiotic.
(PD: al Cani, con mi virus contagioso)
1 comentario:
Clap, clap. Sostenidos. Con abrazos. Sin más. Que sean muchos mas. Que se contagie y se propague la plaga, el flechazo, ese minuto, ese latido, ese instante, ese saber no sabido que de pronto abre las puertas y deja que entre toda la luz. Y pensar que uno lo tenía ahí, tan a la vista, como cuando se te pierde algo y después de buscarlo horas te das cuenta que lo tenías en la mano.
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