sábado, 29 de agosto de 2009

Acerca del Obelisco

Hace más de año y medio que vivo en Buenos Aires y sin embargo -como buena pajuerana- cada vez que miro el Obelisco por la noche me emociono.
Claramente no me gusta el monumento en sí -estructura falocéntrica que no hace más que perpetuar la supremacía varonil de la capital por sobre el resto de las provincias-, sino lo que de gran ciudad se respira a su alrededor: luces, gente, autos, la 9 de julio, los anuncios publicitarios, el ruido.
En términos de Bourdieu, la construcción simbólica que lo recubre.

Ahora bien, todo esto desde mi visión de "Carito, sentada sola en un banco en la ciudad".

A los porteños no les pasa lo mismo y se sorprenden. Cada vez que alguno me escucha decir lo que acabo de contar, me mira y me pregunta que tiene de importante el obelisco.

¿Que será?

2 comentarios:

Evange dijo...

Ayercito, cuando lei esto, me fui pensando, pensando... Che, yo extraño la buenos aires, de noche, de día... el subte, los barrios... Más allá de ese personaje, la extraño. Todavía no lo puedo creer

YUYUY dijo...

A mí tmb me gusta la atmósfera que hay al rededor del obelisco, me genera cierta sensación de libertad, nostalgia, alegría, no sé, depende del ánimo. Creo que no hay que dejar de maravillarnos de nuestra ciudad, yo soy Mexicana, y siempre que miro de noche el Ángel de la Independencia, me encanta, y lo miro y lo miro, como si nunca antes lo hubiera hecho. Prefiero pasar por pueblerina a dejar de sorprenderme por las cosas cotidianas :)
Saludos.