lunes, 2 de agosto de 2010

Meditaciones en torno al romanticismo

Admito que soy una tarada y además soy romántica.
Condición doblemente espantosa cuando uno, por ejemplo, se dispone a ver películas de amor. Ante la mas mínima manifestación de enamoramiento se enternece mi corazón, cuando no, me emociono tanto que se me escapa una lagrimita.
Ahora, si bien el amor se siente de maneras desenfrenadas, lo de la mujer perfecta y el príncipe azul son mitos: la mayoría de nosotros somos seres de carne y hueso que amanecemos de pésimo humor en las mañanas. En cuanto a lo de comer perdices, alguien tiene que hacer las compras.
Quiero decir con esto que la experimentación es la mejor prueba de amor que uno puede dar y darse. Todo bonito con las películas, pero más bonito cuando es en carne propia.
Llego a la conclusión de que además de ser tarada y romántica llevo todo eso a la práctica.


3 comentarios:

Cari dijo...

El romantisimo práctico me parece muy conveniente y muy posmoderno.
Me acorde de Divididos cantando "besos por celular"!
Cariños Vick

ioqui dijo...

Sobre todo cuando uno entiende que el romanticismo y el amor son electrocardiogramas de nuestros días y que tienen sus altos y sus bajos y que eso está muy bien, porque finalmente es algo sincero. La vida misma, que con amor y compañero, se hace tan hermosa. Besos.

Kill Bill dijo...

jajajaja, siempre tenemos un lado super ñoño y cursi q, la más de las veces, lo mantenemos en la clandestinidad...q digno sacarlo a la luz!jajaja
Abrazo amiga!