viernes, 30 de julio de 2010

Alguien va a venir

El domingo, en efecto, llegó Rebeca. No tenía más de once años. Había hecho el penoso viaje desde Manaure con unos traficantes de pieles que recibieron el encargo de entregarla junto con una carta en la casa de José Arcadio Buendía, pero no pudieron explicar con precisión quién era la persona que les había pedido el favor. Todo su equipaje estaba compuesto por el baulito de la ropa, un pequeño mecedor de madera con florecitas de colores pintadas a mano y un talego de lona que hacía un permanente ruido de cloc, cloc, cloc, donde llevaba los huesos de sus padres.

Cien Años de Soledad (G. García Marquez)


1 comentario:

ioqui dijo...

Cien años, como ya sabés, es mi novela preferida. Rebeca y la prostituta, que ahora no me sale el nombre, son de mis personajes favoritos. Rebeca se eleva, aparece y desaparece. Es hermosa, es angelical y da luz en medio de la soledad.