jueves, 2 de septiembre de 2010

Buena Onda

Desde chiquita siempre lo mismo, me molesta la lluvia.
Resultará tonta la declaración, pero no exagerada.
No hay algo en la lluvia que me guste:
no me gusta mojarme,
que haga frío,
quedarme en la cama remoloneando a causa de la lluvia.
No me gusta que me salpiquen las baldosas,
pensarla dos veces antes de salir,
llamar y cancelar porque llueve torrencial.
Menos que menos me gustan las inundaciones.
En Buenos Aires ya van dos días que llueve.
Además creció el Río de la Plata y un montón de familias tuvieron que evacuar porque sus casas se inundaron.
Encima tuve fiebre y chucho y escuchaba desde la ventana el ruido del agua incesante.
Espantoso.
Lo bueno es que las plantas del balcón están recibiendo agua del cielo. Aunque pensándolo un poco mejor, tanta agua las va a ahogar.
No hay caso, cuando llueve me vuelvo una nube negra, acompañada de fuertes intermitencias.

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