jueves, 9 de septiembre de 2010

Como lo imposible por fin hecho

Circula una carta que el Subcomandante Marcos le envía a Sabina en la que le cuenta de como vino a darle consejo un viejo - no muy sabio- que le dijo que las buenas mujeres son aquellas que ante un dolor de muelas recuestan la mejilla de los adoloridos sobre sus pechos, en lugar de proponer analgésicos, antiinflamatorios y demás fármacos.
La historia de la carta me encanta desde que la conozco y mucho más me gustó saber que el muy osado Marcos le envió junto con eso un poema que Sabina musicalizó en el disco Dímelo en la calle y se llama "Como un dolor de muelas".
El caso es que lo lindo de la anécdota no quita lo efectivo de los analgésicos, hecho que pude comprobar en estos días en que los abrazos del Cani resultaron insuficientes para semejante dolor que me agobiaba.
Va pasando todo por suerte y ahora puedo recuperar la poesía.
No hay como un dolor de muelas aliviado!

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