Quienes piensen que hoy casi no se escribe poesía, se equivoca o -lo que es peor- es un mal lector.
Se trata de encontrar las nuevas formas de manifestación del género (y me voy poniendo técnica) en otros espacios que no son el libro o la hoja de papel.
Descubrir en los mensajes de texto las metáforas, encontrar en un blog ajeno la palabra exacta, leer desde el colectivo esa publicidad que sorprende.
Quitarle el peso de lo culto es la consigna. Democratizar los versos, permitirse la posibilidad de leer la maravilla pegada en un poste de luz.
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