domingo, 8 de febrero de 2009

Clase de francés

Me imaginé que era una visita interesada, malvado -le dijo, el primer día, Melanie- pero, bueno, cómo te voy a negar yo nada a ti, si vivo esperando que la veterana de tu amante se vuelva vieja y bruja, para yo, a mi vez, haber crecido algo, y hasta que la muerte nos separe, después, Carlitos, porque uno aprende a quererte mucho, sentada siempre aquí y sin hacer nada. Y, en lo que a esperar se refiere, pues digamos que estoy esperando ya el día en que me lleves al altar con un anillo...
Todo eso dijo la niña Melanie cuando, dos semanas después de despedir a Charlie Sylvester, fue Carlitos Alegre quien golpeó la puerta para pedir ayuda con su débil francés. Carlitos aprendió el idioma y se fugó con la futura vieja y bruja a platicar en París.
Antes de partir ella susurró en el oído de su amado je t'attendrai. Él distraído, como siempre, rosó el atrevimiento al decirle je t'aimerai plus tard.
De ello no tengo dudas querido, sonrió Melanie y cerró la puerta.

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