- Tan inmensa como es, esta casa debe estar llena de rincones, Melanie. Dime ¿que haces tu con tantos rincones, por ejemplo?
- Me asomo, Charlie Sylvester.
- ¿Y una vez asomada?
- Miro hacia un lado y otro. Nunca hay nada.
- ¿Ni siquiera manchas de humedad?
-Ni siquiera.
-¿Y en que piensas, entonces?
- Que me gustaría fugarme contigo, en tu destartalado auto a una playa virgen en donde no haya más que mar y arena.
- ¿Y yo?
- Tu te vas a ir, ya lo se. Y cuando suceda, quisiera estar en esa playa.
- ¿Y esta casa? ¿Y la ciudad?
-No las quiero con tu ausencia, Charlie Sylvester.
Cuando salió de la casa, Melanie se asomó a la ventana y él volteó para verla. Ella corrió las cortinas y esa fue la última vez.
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