-¿Queres que llamemos a la esperanza? Le decía una mujer a la otra, mientras yo subía -raudamente- las escaleras.
Me las imaginé entonces; bajito primero, hasta hacerse grito: "Esperanza", "Esperanza", "Esperanza ¿Donde estás?
Palpé mi saco y respiré aliviada, mi esperanza descansaba en el bolsillo, cerquita. Subí el cierre, no sea cosa que se me vuele.
3 comentarios:
Y qué bueno que la tengas siempre con vos, para convidarla siempre con tu carcajada, esa que "espanta a las palomas", como dice García Márquez cuando habla de mi personaje preferido en los Cien Años, Pilar Ternera.
A la mía la llevo en el bolsillo de adelante del pantalón o en el corpiño, porque dicen que ahí nadie te roba, no vaya a ser cosa che...
Sopi la erotica te bautizaron y aunque se que tambien sos muchisimas otras cosas -incluso mas y mejores- reconozco que la caracterizacion esta bien dada. ¿Sera posible que ni la esperanza esté exlcuida de tu tendencia al erotismo?
Beso grande
La carcajada me llega y me contagia, como tatas otras cosas. Erótica por demás, a veces es hasta imposible de contenerlo. Por suerte esperanza se la banca y sabe que sólo es por cuidarla. Besote reina de la buena onda.
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