Poco sabía yo de Las Pelotas el día que me invitaron a verlas en el Club Caja Popular; la única canción que conocía era Sera que en aquel entonces sonaba demasiado en la radio, y de la banda solo podía decir que era "la otra", la chica bajo perfil, independiente y rebelde que apenas quería juntarse con los muchachos divididos.
Cuestión que me fui como quien va un concierto y no pregunten que, pero mientras saltaba alocada repitiendo "uva, uva, uva...", me dije a mi misma que de ahí en más, sería pelotera. Entonces seguí a los muchachos por todo el país y para no contradecir mi condición grouppie, no pude menos que enamorarme del Bocha.
Como amante fiel y consentida, cada vez que aparecía la histeria que me poseía me obligaba a gritar "que hombre", mientras me estremecía viéndolo mover sus piernas con esa forma tan característica suya: los pies inmutables sobre el suelo y las rodillas flexionadas -de una a la vez- hacia adelante y atrás. Entonces el flaco saltaba y decía una genialidad tras otra, y le hacía pequeñas bromillas a Daffunchio y cantaba Tucán y todo era una fiesta.
La última vez que las vi en vivo, fue también en Tucumán, pero esta vez en Central Córdoba. Recuerdo que le dije a mi amigo Adrián: Sokol ya no es el mismo, temo que la rehabilitación le está quitando espíritu. El asintió, pero pensamos que lo nuestro era puro egoísmo y que el hombre quería curarse, así que lo disculpamos e igual bailamos, aunque poco más desanimados.
Después se fue de la Banda- oficialmente- para arrancar con proyecto propio y el martes se murió, como bien dijo Maby Sosa "triste rock".
Que más, solo desear que donde estés, la estés pasando bien.
Cuestión que me fui como quien va un concierto y no pregunten que, pero mientras saltaba alocada repitiendo "uva, uva, uva...", me dije a mi misma que de ahí en más, sería pelotera. Entonces seguí a los muchachos por todo el país y para no contradecir mi condición grouppie, no pude menos que enamorarme del Bocha.
Como amante fiel y consentida, cada vez que aparecía la histeria que me poseía me obligaba a gritar "que hombre", mientras me estremecía viéndolo mover sus piernas con esa forma tan característica suya: los pies inmutables sobre el suelo y las rodillas flexionadas -de una a la vez- hacia adelante y atrás. Entonces el flaco saltaba y decía una genialidad tras otra, y le hacía pequeñas bromillas a Daffunchio y cantaba Tucán y todo era una fiesta.
La última vez que las vi en vivo, fue también en Tucumán, pero esta vez en Central Córdoba. Recuerdo que le dije a mi amigo Adrián: Sokol ya no es el mismo, temo que la rehabilitación le está quitando espíritu. El asintió, pero pensamos que lo nuestro era puro egoísmo y que el hombre quería curarse, así que lo disculpamos e igual bailamos, aunque poco más desanimados.
Después se fue de la Banda- oficialmente- para arrancar con proyecto propio y el martes se murió, como bien dijo Maby Sosa "triste rock".
Que más, solo desear que donde estés, la estés pasando bien.
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