La niña que ofrece tarjetas en el subte está descalza, con la cara sucia y el gesto fruncido.
Es sábado, hace calor y se podría hacer cualquier otra cosa que no fuera pasar la tarde metida en esos subterráneos desiertos. Encima la gente no colabora, niega la oferta con la cabeza, no larga un metal o hace preguntas bobas a las que ella responde con desgano y pequeños gruñidos.
Yo también formo parte de la horda de idiotas que devolverán la tarjeta. Se que mi postura no ayuda, pero me niego a darle una moneda, no por avaricia, sino simplemente porque considero que esa tampoco es la manera. Me quedo dándole vueltas al asunto hasta que llega mi parada.
En el televisor de un bar por el que paso hay imágenes de los festejos del cincuentenario de la Revolución. Unas cuadras más adelante los afiches de la película de la Arrostito y la remembranza del Malba atestado y las entradas agotadas.
Me vuelve la cara sucia de la niña, pienso en los que festejan el triunfo cubano, en los que consiguieron ver Norma Arrostito, la Gaby y en como se conjuga todo esto.
Me pregunto si he de arribar a alguna parte. No me gusta que los golpes de realidad se conviertan en mera anécdota.
Es sábado, hace calor y se podría hacer cualquier otra cosa que no fuera pasar la tarde metida en esos subterráneos desiertos. Encima la gente no colabora, niega la oferta con la cabeza, no larga un metal o hace preguntas bobas a las que ella responde con desgano y pequeños gruñidos.
Yo también formo parte de la horda de idiotas que devolverán la tarjeta. Se que mi postura no ayuda, pero me niego a darle una moneda, no por avaricia, sino simplemente porque considero que esa tampoco es la manera. Me quedo dándole vueltas al asunto hasta que llega mi parada.
En el televisor de un bar por el que paso hay imágenes de los festejos del cincuentenario de la Revolución. Unas cuadras más adelante los afiches de la película de la Arrostito y la remembranza del Malba atestado y las entradas agotadas.
Me vuelve la cara sucia de la niña, pienso en los que festejan el triunfo cubano, en los que consiguieron ver Norma Arrostito, la Gaby y en como se conjuga todo esto.
Me pregunto si he de arribar a alguna parte. No me gusta que los golpes de realidad se conviertan en mera anécdota.
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