Me gustan las crónicas de viajes; espero con ansias los relatos de los viajeros y si demoran me vienen así como que unos nervios, aunque se perfectamente que el lema reza: "cero noticias, buenas noticias".
En estos momentos el tiempo es de vacaciones y los mails comienzan a llegar apurados y abultados. Cada quien en diferentes lugares, con diversas anécdotas y amores; entusiasmados, enérgicos con buenas vibras.
Pienso que viajar siempre trae esas ganas, la sensación de que el mundo cabe en el bolsillo y uno lo está andando. Sueños de libertad y cargar la mochila de un lado al otro, es como si uno se creyera inmenso, ancho y pleno.
Recuerdo una vez, venía en el 86 regresando de mi última ida; en el mismo colectivo había un chico norteamericano que aterrizaba en Buenos Aires y no sabía mas que decir hola. Su equipaje era discreto y su desconocimiento enorme. Nos pidió si podíamos avisarle en Avenida de Mayo. Cuando bajaba lo observé detenidamente. Se quedó unos segundos contemplando esa primera imagen, después se calzó las gafas, se colgó la mochila al hombro y emprendió la caminata.
Pensé que ese es uno de mis momentos preferidos en los viajes: la incertidumbre de lo que vendrá, pero la certeza de que uno está ahí pa descubrirlo.
Pucha, si de solo imaginarlo me vienen los escalofríos.
No voy a dejar ni un camino sin andar.
En estos momentos el tiempo es de vacaciones y los mails comienzan a llegar apurados y abultados. Cada quien en diferentes lugares, con diversas anécdotas y amores; entusiasmados, enérgicos con buenas vibras.
Pienso que viajar siempre trae esas ganas, la sensación de que el mundo cabe en el bolsillo y uno lo está andando. Sueños de libertad y cargar la mochila de un lado al otro, es como si uno se creyera inmenso, ancho y pleno.
Recuerdo una vez, venía en el 86 regresando de mi última ida; en el mismo colectivo había un chico norteamericano que aterrizaba en Buenos Aires y no sabía mas que decir hola. Su equipaje era discreto y su desconocimiento enorme. Nos pidió si podíamos avisarle en Avenida de Mayo. Cuando bajaba lo observé detenidamente. Se quedó unos segundos contemplando esa primera imagen, después se calzó las gafas, se colgó la mochila al hombro y emprendió la caminata.
Pensé que ese es uno de mis momentos preferidos en los viajes: la incertidumbre de lo que vendrá, pero la certeza de que uno está ahí pa descubrirlo.
Pucha, si de solo imaginarlo me vienen los escalofríos.
No voy a dejar ni un camino sin andar.
1 comentario:
Quiero volver a viajar. Veo mi mochila, todavía sucia de tanto andar y me dan ganas de sólo agarrar la máquina y partir con ella. La incertidumbre, el tiempo que parece no pasar y pasa volando, los amores que s eguardan en los bolsillos secretos de los bitácoras, los secretos compartidos con esa gente que se le da por pregutarte "qué haces acá??"
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