miércoles, 4 de marzo de 2009

Miércoles: día de lluvia

Así con la lluvia que desconcierta y no pregunten que tiene que ver el agua con el funcionamiento de los subtes, pero cuando llueve las líneas se interrumpen y uno llega tarde a cualquier lado. Además las baldosas flojas, que en el apuro no esquivás una, entonces salta el barro y la ropa se convierte en un solo charco.
Esto sin tener en cuenta que el fastidio comenzó cuando sonó el despertador y hubo que rajar de la cama, meterse bajo la ducha y, ya más despierta, recordé que paraguas no tengo porque lo perdí un día en que dejó de llover súbito y no lo necesité más.
La lista de molestias que me ocasiona el agua es innumerable así que detengo acá la perorata. Lo único que sí festejo son las concesiones, en un rato me zampo algo delicioso y me olvido del sonido de las gotas sobre el zinc.

3 comentarios:

Juanjo Domínguez dijo...

La lluvia es un asco. Si pudiera pedir deseos que se cumplan, pediría que llueva sólo cuando duerma.

Mariana dijo...

Una de las sensaciones más bonitas es la de caminar bajo la lluvia, cuando es esa lluvia bien finita y molesta que ni muy muy ni tan tan... esa que parece que no se va a acabar nunca.
Disiento en el sentir con uds, muchachos.

Alice in Borderland... dijo...

una de las cosas que odio..osn las baldosas flojas..porque sera que uno siempre laspisa?.. porque hay muchas? o porque si solo hay una hay que pisarla, para llegar bien embarradas donde sea que vamos... baldosas flojas! las odio!