Y leyó:
"El aprendizaje ha de ser doloroso, será a pesar de.
Más allá de los mandalas y los centros que evita.
En la infinitud de la figura descansan el mutismo y la calma.
La meditación sin las palabras nos devolverá a la esencia.
Al fin, olvidaremos la materia".
Cerró el libro y se apoltronó en la ventana.
Su espalda daba a la calle.
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